El divorcio ante los hijos

El divorcio siempre produce un alto impacto emocional en los hijos. Atenuar este impacto para que sus consecuencias no acarreen un daño en su desarrollo, así como alcanzar una reorganización familiar viable es crucial para los niños.

No es raro ver padres que se separan con hijos pequeños, a los que les espera una larga tarea de crianza por delante. Es muy importante que estos padres sepan cuales son las reacciones más comunes de los chicos y cómo actuar. Los progenitores que se divorcian, aún los que no querían hacerlo, sienten culpa y por lo general la culpa los vuelve incompetentes para cumplir con las funciones normativas.

Cuando la separación es un hecho y no hay vuelta atrás, tomar los recaudos necesarios para disminuir el impacto de la ruptura marital en los hijos debe ser prioridad uno para los padres. Hay dos cosas que en estas circunstancias se deben tener en cuenta: la primera es, nadie mejor que ellos para ayudar a sus hijos a transitar la crisis, y la segunda, que para ayudar a sus hijos deben estar bien informados.

¿Qué factores de riesgo pueden padecer?

El cambio de residencia, escuela y amigos. El divorcio de los padres conlleva cambios importantes en el entorno del hijo. Puede tener que cambiar de colegio o de residencia. El impacto que tiene este factor en el desarrollo y ajuste social del niño es muy importante.

terapia de familia

 

Además, la convivencia forzada con un padre o con miembros de la familia de alguno de ellos es otro punto importante, ya que no siempre la elección del padre con el que se convive es la que el niño quiere. La familia de los separados apoya el trabajo adicional y aporta frecuentemente el apoyo necesario para que el padre que se hace cargo del niño pueda realizar sus actividades laborales o de ocio. Este factor conlleva una convivencia con adultos, muchas veces muy enriquecedora y otras no tanto.

También, encontramos la disminución de la acción del padre con el que no conviven. El padre que no está permanentemente con su hijo deja de ejercer una influencia constante en él y no puede plantearse modificar comportamientos que no le gustan los fines de semana que le toca visita. Por otro lado, el niño pierde el acceso a las habilidades del padre que no convive con él, con la consiguiente disminución de sus posibilidades de formación.

Finalmente, otro factor sería la introducción de parejas nuevas de los padres. Es un factor con una tremenda importancia en la adaptación de los hijos y tiene un efecto importantísimo en la relación padre/hijo.

¿Reacciones emocionales del divorcio?

Como siempre hay que señalar que las reacciones emocionales que se dan en los hijos no están predeterminadas. Dependen de un número importante de factores, como la historia del niño y la manera y habilidad que tiene para enfrentarse a la nueva situación que tiene un influencia tremenda en su vida. Como orientación se incluyen algunas de las reacciones que pueden aparecer dependiendo de la edad.

DE 3 A 5 AÑOS DE 6 A 12 AÑOS

ADOLESCENTES

–    Se creen culpables por no haber hecho la tarea o no haber comido. Su pensamiento mágico les lleva a tomar responsabilidades tremendamente imaginarias.

–    Temen quedarse solos y abandonados. Hay que recordar que en estas edades los padres constituyen el universo entero de los niños y que la relación en la pareja es el medio en el que ellos están cuidados y mantenidos.

–    Se dan cuenta de que tienen un problema y que duele y no saben cómo reaccionar ante ese dolor.

–    Creen que los padres pueden volver a juntarse y presionan o realizan actos que no llevan más que a un sentimiento de fracaso o a problemas adicionales en la pareja.

 

–    Miedo.

–    Soledad.

–    Depresión.

–    Culpabilidad.

–    Dudan de su habilidad para casarse o para mantener su relación.

 


¿
Formas de fortalecer la relación con el progenitor que no se convive?

  • El contacto debe ser lo más frecuente posible a través del teléfono, las cartas, los e-mails, etc.
  • Los encuentros deben enriquecedores, es decir, que se disfruten por ambas partes, que el niño esté bien, tranquilo y que se sienta acompañado.
  • Es importante que el niño pueda hablar de su escuela, de sus notas, de sus amigos, de su casa, etc.
  • Es saludable que el niño conozca cómo es la vida diaria de su papá o mamá (es decir, de aquél que no vive con él): que sepa sobre su trabajo, que conozca el lugar donde vive, con quién vive, etc., esto le disminuirá el nivel de ansiedad.

¿Cambios de conducta por la separación?

  • En la primera etapa de la separación los niños pueden presentar trastornos de sueño o sientan miedo al abandono de ambos padres.
  • Es frecuentes que estén más irritables de lo normal.
  • Pueden aparecer también conductas de tipo regresivo (por ejemplo hacerse pipí cuando ya no se lo hacían, volver a usar pañales) o que aparezcan síntomas psicosomáticos (dolor de cabeza, dolor abdominal…) que expresan el malestar secundario a la separación de sus padres.
  • Pueden mostrarse más retraídos o agresivos, ansiosos o angustiados.
  • El llanto puede ser frecuente: puede tranquilizarlos, es necesario acompañarlos y favorecer que expresen el dolor que sienten.
  • Hasta que no aceptan que volver a juntar a sus padres es imposible pueden mostrarse tristes e infelices.
  • Pueden aparecer situaciones de «chantage emocional» cuando uno de los dos padres los regaña: es importante no caer en ese «juego» del niñ0.
  • Pueden aparecer también trastornos del sueño, la alimentación o el rendimiento escolar.

¿Cómo explicar a los hijos la separación?

  • Comentar la situación con claridad. Explicar al niño que sus padres ya no pueden y no desean vivir juntos y, que a partir de ahora, vivirán en distintas casas.
  • Explicarles qué es la separación y sus consecuencias. Hablar con los hijos de la realidad de la separación, teniendo el cuidado de no culpabilizar a nadie.
  • Consolidar lazos de amor y cariño. Asegurar repetidamente a los hijos que ambos continuan queriéndoles igual o más que antes. El padre o la madre que no tenga su custodia podrá verles siempre que ellos quieran.
  • Respetar la rutina. Mantener sin cambios la rutina habitual del niño/adolescente: domicilio, entorno, relaciones con los amigos, colegio, horarios, etc.
  • Evitar culpabilizar. Asegurar a los hijos que ellos no tienen ninguna responsabilidad en el divorcio. Ellos no tienen la ‘culpa’. La responsabilidad es de los padres por igual.
  • Hablar de una situación definitiva. Explicar claramente que el divorcio es definitivo, que no existe la posibilidad de volver atrás.
  • Mantener opiniones positivas. Tratar de proteger las opiniones positivas que el hijo tenga de ambos padres.
  • Facilitar la relación del hijo con el otro progenitor. Siendo flexible en los horarios de visitas y cediendo en fechas señaladas, contribuirá a que el hijo mantenga sus referentes emocionales.
  • Compartir preocupaciones y tareas. Tratar con el progenitor sin custodia todo lo relacionado con la educación y la salud del hijo.

 

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