La respuesta del sistema nervioso ante el estrés y sus consecuencias
¿Alguna vez te dijeron cuando estás estresado que no te preocupes y que te relajes? ¿Que todo está ocurriendo en tu cabeza?. En realidad no es tan simple, ya que la respuesta del sistema nervioso al estrés es más compleja y requiere de atención especializada si alcanza límites peligrosos.
¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando nos estresamos?
Advertimos que el siguiente artículo puede resultar difícil de entender para personas que no sean profesionales.
Un ejemplo de interacción entre sistema nervioso y sistema endocrino sería el de la respuesta de estrés.
En general, podemos decir que en la respuesta de estrés tienen lugar cambios a corto plazo (cambios rápidos) y cambios que se sostienen en el tiempo. Que implican la actuación coordinada de dos sistemas fundamentales. Una parte del sistema nervioso periférico, denominada sistema nervioso autónomo, y el sistema neuroendocrino.
El principal cometido del sistema nervioso autónomo es regular los órganos internos y ajustar su actividad frente a los cambios del medio. La respuesta autónoma en una situación de estrés, provocará un aumento del riego sanguíneo en los órganos que necesitan responder con rapidez ante la situación estresante. Como el corazón, los músculos o el cerebro. Además, inducirá una serie de cambios fisiológicos generales. Si el estrés se mantiene durante cierto tiempo, el sistema nervioso autónomo mantendrá una actividad elevada. Lo que puede desencadenar varios efectos metabólicos y fisiológicos.
Respuesta del sistema nervioso al estrés
Interacción de los sistemas neuroendocrino y autonómico en la respuesta al estrés.
En respuesta a un agente estresante, las neuronas parvocelulares del núcleo paraventricular del hipotálamo sintetizan la hormona liberadora de corticotropina (CRH). Esta última es liberada junto con la arginina vasopresina (AVP) en la sangre (eminencia media), lo que produce la secreción en la circulación sanguínea de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH) por parte de las células secretoras de la hipófisis anterior.
La ACTH activa la captación de glucosa en los músculos y estimula la secreción de glucocorticoides en la corteza de la glándula adrenal. Los glucocorticoides facilitan la presencia de glucosa en los tejidos que la requieren para poner en marcha la respuesta más adaptativa.
Por otro lado, en relación con el sistema autónomo, la activación del sistema nervioso simpático se inicia cuando la información hipotalámica llega a las células preganglionares simpáticas de la médula espinal, por medio del núcleo paraventricular del hipotálamo o, indirectamente, a través del núcleo del tracto solitario.
Estrés y el sistema nervioso, más consecuencias
Esta información llega a la cadena ganglionar simpática paravertebral, donde se localiza la sinapsis con las neuronas posganglionares. Estas últimas liberan noradrenalina en los diferentes órganos que inervan. Asimismo, las neuronas preganglionares simpáticas producen la activación directa de la médula de la glándula adrenal, estimulando la liberación de adrenalina al torrente circulatorio.
Las sustancias secretadas por la acción del sistema nervioso simpático (noradrenalina y adrenalina) aumentan el flujo sanguíneo a los músculos y provocan que el glucógeno almacenado se convierta con rapidez en glucosa para ser utilizada.
Los glucocorticoides liberados en la circulación sanguínea promueven la movilización de la energía almacenada y potencian los numerosos efectos mediados por el sistema nervioso simpático.
El sistema nervioso simpático también inerva directamente la corteza de la glándula suprarrenal, participando en la regulación de la liberación de glucocorticoides.
En definitiva, el eje HPA y el sistema simpático tienen acciones complementarias en todo el cuerpo, incluyendo la movilización de energía y el mantenimiento de la presión sanguínea durante el estrés.
Bárbara Pérez Gouet
Fuente: Redolar, Neurociencia cognitiva