Las etapas del duelo y estrategias para afrontarlo
¿Qué es el duelo?
El duelo es un proceso natural que prácticamente todo ser humano experimentará a lo largo de su vida tras la pérdida de un ser querido. La pérdida de un ser querido es una experiencia vital de la que no se puede escapar, supone uno de los mayores retos a los que debe enfrentarse la vida de una persona.
Entendemos el duelo como una respuesta emocional humana única, universal y dolorosa que se produce ante la pérdida de una cosa, persona o valor con que el previamente se había establecido un vínculo afectivo. El proceso de duelo es el proceso adaptación que conlleva cualquier pérdida significativa, no es una enfermedad.
Las 5 etapas del duelo
- Etapa de la negación: la persona siente como que no se cree que la pérdida sea real, es consciente de forma racional pero no existen las emociones asociadas. Es tan fuerte el dolor que puede implicar, que aun el cerebro no es capaz de procesarlo, como si no fuésemos del todo conscientes.
- Etapa de la ira: es una etapa donde la persona cuestiona la existencia, sus creencias y se plantea la pérdida como una situación injusta. El sentimiento de rabia invade esta etapa y puede ir dirigida al ser que ha fallecido, al un familiar, amigo o incluso hacia uno mismo.
- Etapa de la negociación: esta etapa se puede dar antes de la pérdida en caso de tener un familiar con enfermedad terminal. La persona afectada busca todos los medios necesarios para que no se produzca la situación temida. Es uno de los mecanismos de defensa que se pueden activar. En esta etapa, hay el deseo o la ilusión de volver a la vida de antes y los pensamientos van dirigidos a que se podría haber hecho para evitar nuestro dolor.
- Etapa de la depresión: los sentimientos de tristeza, incertidumbre, vacío y dolor invaden a la persona. Son sentimientos necesarios, que aunque la persona piense que van a perdurar siempre, nos preparan para aceptar la situación.
- Etapa de la aceptación: la persona empieza aceptar la pérdida, a comprender y a entenderla como parte de la vida, ya sin tanto dolor. Reubicamos a la persona fallecida en una parte de nuestro corazón menos dolorosa y aprendemos a vivir con ello.
Estas fases son tan solo unos patrones generales de respuesta al duelo. Cada persona experimenta el proceso de duelo de forma distinta e individual acorde a sus circunstancias personales, formas de afrontar el estrés y la relación con la persona fallecida. Algunas personas no atraviesan todas estas etapas o siguen un orden diferente, otras quedan atascadas en alguna de las fases.
¿Cuáles son los síntomas?
El duelo normal presenta una serie de síntomas que pueden variar de unas personas a otras. Además, las personas que han sufrido una pérdida son más susceptibles a contraer un problema de salud.
Los síntomas que aparecen con más frecuencia son de diversos tipos:
- Cognitivos: incredulidad (actuar como si la persona siguiera viva), confusión, dificultad para concentrarse, preocupación excesiva y constante, sentir que su ser querido aún se encuentra cerca de él, alucinaciones visuales o auditivas.
- Emocionales: tristeza, enfado, culpa y remordimiento, ansiedad, soledad, fatiga, apatía, desamparo, shock, anhelo, añoranza, alivio, insensibilidad.
- Conductuales: trastornos del sueño, de la alimentación, conducta distraída, aislamiento social, soñar con lo perdido, conductas de evitación, suspirar, hiperactividad y agitación, llorar.
- Orgánicos: opresión al pecho y/o garganta, vacío en el estómago, sensación de despersonalización, falta de aire, falta de energía, debilidad muscular, sequedad de boca.
Es importante conocer el proceso de duelo y sus síntomas para evitar que se realicen intervenciones innecesarias. Así como también es importante poder consultar con un especialista en salud mental para saber si sigue el curso esperado, poder analizar si se están produciendo alteraciones en el funcionamiento normal de la persona y si es así, valorar e intervenir si se trata de un duelo complicado o patológico.
Estrategias de afrontamiento
Superar la pérdida de un amigo cercano o algún familiar toma tiempo, pero las investigaciones nos sugieren que esto puede ayudar a alcanzar un renovado sentido de propósito y dirección en la vida.
A las personas que están pasando por el duelo podrían resultarles útiles algunas de estas estrategias para lidiar con su pérdida:
- Hable sobre la muerte de su ser querido con amigos y colegas para poder comprender qué ha sucedido y recordar a su amigo o familiar. Negarse que ocurrió la muerte lleva al aislamiento fácilmente y puede a la vez frustrar a las personas que forman su red de apoyo.
- Acepte sus sentimientos. Después de la muerte de alguien cercano, se puede experimentar todo tipo de emociones. Es normal sentir tristeza, rabia, frustración y hasta agotamiento.
- Cuídese a usted y a su familia. Comer bien, hacer ejercicio y descansarse le ayudará a superar cada día y a seguir adelante.
- Ayude a otras personas que también lidian con la pérdida. Al ayudar a los demás, se sentirá mejor usted también. Compartir anécdotas sobre los difuntos puede ayudar a todos a lidiar con la pérdida.
- Rememore y celebre la vida de su ser querido. Usted puede hacer un donativo a la entidad benéfica predilecta del difunto, enmarcar fotos de momentos felices que vivieron juntos, ponerle su nombre a un nuevo bebé o plantar un jardín en su memoria. La elección es suya — sólo usted sabe cuál es la forma más significativa a su mismo de honrar esa relación única. Visitar lugares significativos o llevar objetos que recuerden al fallecido, son rituales buenos para procesar el duelo que conviene llevar a cabo.
Si siente que sus emociones le abruman o que no puede superarlas, quizás hablar con un profesional de salud mental calificado como un psicólogo le podría ayudar a lidiar con sus sentimientos y recuperar el rumbo para salir adelante.
Directora & PGS