Dime qué piensas, para entender qué sientes

Hay días que nos abruma una sensación interna extraña y desagradable, lo que podemos expresar con frases del tipo «hoy estoy girado/a» o  «no sé que me pasa, pero tengo el día raro». Quizá si nos quedamos con esta sensación y no prestamos más atención, no llegaremos a descubrir aquello que realmente nos puede estar pasando. Pero para ello es importante, detectar de qué se compone exactamente esta sensación extraña, es decir, qué emociones estoy sintiendo. Para una vez llegados a este punto, pasar a analizar qué estoy pensando sobre mi mismo/a, los demás y el mundo.

En psicología, hablamos de la tríada reciproca de: pensamientos-emociones-conductas. Esto significa que existe una relación directa e incuestionable entre nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras conductas; estos mismos, son los que conforman los 3 niveles de respuesta existentes en los seres humanos: el nivel cognitivo, el fisiológico y motor, respectivamente.

Para ir paso a paso, vamos primero a definir brevemente qué se entiende por cada uno de estos elementos:

Pensamientos:

Conjunto de ideas o representaciones mentales que conviven en nuestra mente. Manera en la que interpretamos la realidad y los sucesos que la conforman.

Emociones:

Reacciones subjetivas que experimentamos en forma de estados afectivos que se caracterizan por cambios fisiológicos y endocrinos de origen innato. Podrían resumirse en ser aquello que sentimos.

Conductas:

Manifestación de nuestro comportamiento; es aquello que hacemos. Las acciones que ponemos en marcha y realizamos en nuestro día a día.

Relación pensamientos, emociones y conductas

Un determinado suceso lleva consigo una concreta interpretación del mismo, es decir, un conjunto de pensamientos asociados a este. Según como sea esta interpretación, nuestras emociones van a ser unas u otras y por ende, la manera en que actuemos ira en consonancia a esto que estemos sintiendo y pensando.

Vamos a exponerlo con un ejemplo:

  • El viernes al salir del trabajo, tu compañero y tú quedáis en llamaros o escribiros un WhatsApp el domingo, para quedar el lunes y tomar un café antes de entrar a trabajar. Llega domingo por la noche y todavía no has recibido ningún mensaje ni ninguna llamada.
  • No paras de mirar el móvil constantemente y la última conexión de tu compañero. Ves que se ha conectado hace poco. 
  • Observando esta conducta, si rebobinamos en la cadena de la tríada, vemos que te estás sintiendo triste, abandonado/a, rechazado/a, inseguro/a, decaído/a…
  • Estas emociones están surgiendo de pensar e interpretar esta situación negativamente. La interpretación se está llevando al terreno personal. Elaborando pensamientos del tipo «que poco le importo»; «se habrá olvidado como no le importo ni me tiene en cuenta»; «los demás siempre van a lo suyo, siempre me pasa lo mismo, me toman el pelo» o «seguro que me está evitando porque mañana no quiere quedar conmigo porque soy un aburrido/a».
  • Además al interpretar y sentirte así, es muy probable que tampoco tú tomes la iniciativa y le escribas o le llames, porque tu autoconcepto (aquello que estás pensando sobre ti mismo/a) está siendo dañado y menospreciado. Te estás sintiendo poco válido/a y eso no anima a iniciar el contacto con otra persona. Este resultado retroalimentara tu pensamiento y aumentara la intensidad de tus emociones desagradables, sintiéndote cada vez peor y cerrando la puerta a la oportunidad de saber o comprobar si aquello que tu mente está diciendo es así o no.
  • Visto des de la distancia, nadie somos adivinos, pero podemos ver que existen muchas más interpretaciones alternativas y seguramente la mayoría de ellas, sean más saludables y óptimas para nuestra autoestima y bienestar. Algunas de ellas, podrían ser: «quizá ha tenido un imprevisto familiar y está muy liado y no se acuerda de como quedamos»; «quizá está ocupado todavía» o «quizá le ha pasado algo personal y mañana no le apetece tomarse algo antes de trabajar». 

Para profundizar más en esta relación y los múltiples ejemplos cotidianos, aquí te dejamos un vídeo en el que se representan diferentes situaciones de esta particular tríada.

¿Cómo mejorar esta relación?

El mindfulness, es una actividad muy recomendable para aprender a prestar atención a nuestro mundo interno, lleno de pensamientos, emociones, creencias, valores, entre otros, y mejorar nuestra habilidad de reinterpretación de la realidad hacia una que sea más saludable y agradable.

Una estrategia muy útil puede ser rellenar el auto-registro que os mostramos a continuación:

Este nos ayuda a poner distancia y analizar objetivamente la situación y todo lo que esta ha provocado. Además nos entrena a buscar alternativas y quedarnos con aquellas que nos generen mayor bienestar.

Vemos pues, que pensamientos, emociones y conductas se relacionan de forma permanente. Por tanto, modificar alguno de estos elementos tendrá un efecto directo en los demás. Así es como se trabaja en terapia, intentado detectar cada elemento y ver cuál de ellos es más fácil y factible para la persona empezar a cambiar para conseguir un aumento de su bienestar. Aunque puede parecer fácil, esto supone un entrenamiento constante y paciente y por ello, si solo/a te resulta difícil hacerlo, no dudes en buscar ayuda. Todo el equipo Gouet está dispuesto a ayudarte y a entrenar contigo para tu mejor bienestar.

«Pensar bien, sienta bien»